sábado, 16 de febrero de 2008

Despedida.

Sobre la tumba de un amor
te encuentras recostada.
Allì, donde soñaron los caballos
y manejaron los desayunos.
Donde el colchòn tiene una làpida
con su nombre.
Donde sus caprichos resonaban con fastidio.
Acaso,
quieres resucitar las carcajadas de la noche?
Quieres reemplazar los aullidos del delirio?

Creo que aùn no aprendiste que en los cementerios
hay que guardar silencio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

es la ilusion la que nos mantiene despiertos?

Anónimo dijo...

Lo malo de las despedidas...es la dificultad de la aceptaciòn del FINAL!, pero lo bueno es EL RENACER a otro rumbo en el cual no repitamos las mismas situaciones.DESPEDIRSE, no es lo difìcil, lo difìcil es recomenzar sin rencores ni miedos.
BRILLANTE!

Anónimo dijo...

Profe, amigo, compañero, sos demasiado transparente hermano mío, y si habría que respetar los duelos sin intrometernos, mucho menos que el recuerdo o la persona misma quiebre ese espacio besos!